La jardinería es una actividad que puede ser de gran beneficio para personas que padecen depresión, ya que estar al cuidado de una planta, se encuentra un propósito que deriva en satisfacción y bienestar emocional.

Imagen vía: Cipolletti Digital

Regar, abonar, trasplantar y ver retoñar o florecer una planta es un proceso sumamente terapéutico, pues al concentrarnos en la actividad que estamos realizando nos desconectemos de pensamientos negativos y hace que nos resulte placentero.

Diversos estudios señalan que las personas que dedican tiempo a la jardinería son más felices y se sienten más satisfechos con su vida, incluso más creativos. 

Además del efecto psicológico positivo que resulta estar al cuidado de una planta, las actividades al aire libre en las que se aprovecha la luz solar aumentan los niveles de endorfinas en nuestro organismo que son los que producen un mejor estado de ánimo en cualquier persona, no solo en quienes padecen estrés, ansiedad o depresión.

Crear un jardín o cultivar plantas es una actividad que si se hace solo se disfruta bastante, si se hace en familia refuerza lazos, enseña a los niños el respeto y el amor por la naturaleza, purifica nuestros ambientes, brinda armonía y equilibrio, decora nuestra hogar y no requiere mucha inversión ni grandes espacios.